EL CASTIGO COMO ABUSO DENTRO DEL AULA

En las escuelas primarias se presentan manifestaciones de violencia física y psicológica, acoso sexual y conflictividad en las aulas.

La violencia en las escuelas genera daños físicos y psicológicos que se constituyen en factores negativos para el aprendizaje.

Los estudiantes de escuelas públicas sufren castigos por parte de los maestros, que pueden llegar a la tortura, como el clásico “florero” que consiste en poner al estudiante a un lado de la pizarra frente a sus compañeros cargando una silla en la cabeza.

Entre otros castigos aplicados por los maestros a sus estudiantes, justificando medidas disciplinarias, se cuentan: dejar sin recreo, dejar planas de de 500 líneas, limpiar las aulas, recoger la basura, y golpear con reglas las nalgas o la palma de las manos.

*La Educación sostiene que la disciplina es “una necesidad personal y social” y la define como “normas democratitas de convivencia, elaboradas y asumidas como propias por todos los sectores implicados, en el aula, en el centro, en cualquier organización social o actividad”.

La creación de módulos formativos para que los docentes aprendan “habilidades sociales y de comunicación”, “resolución de conflictos”, mediación escolar, “inteligencia afectiva y emocional” y “educación en valores”.

Educar es la profesión más antigua del mundo, pero sigue siendo una tarea compleja aunque apasionante. Al fin y al cabo, nadie nos ha preparado para ejercer de educadores y solemos reproducir lo que han hecho con nosotros. En este sentido, los adultos debemos cuidar mucho los mensajes que, consciente o inconscientemente, comunicamos a los niños y adolescentes.

El castigo, más que corregir una conducta inadecuada, viene a reforzar futuras acciones de riesgo.

El castigo en si mismo carece de valor pedagógico y es una muestra frecuente de la incapacidad, carencia afectiva y estrés de los padres o maestros.

Es un gran error aplicar cualquier tipo de castigo a los hijos, porque provocan daños importantes en su desarrollo.

*Los padres y maestros deben tener claro que para educar y enseñar a los hijos no es necesario castigar: aunque si es importante que los niños aprendan que sus conductas tienen consecuencias y que debe tener alguna sanción frente a los problemas que crea.

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